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Más del 50% de adultos jóvenes en México padece estrés postraumático

Un estudio realizado por la Universidad del Valle de México (UVM) en una muestra de 4 mil 502 adultos, de entre 18 y 45 años de edad, en 101 ciudades de México, documentó que la población estudiada manifiesta síntomas compatibles con el Trastorno de estrés postraumático en más del 50 por ciento de los casos.

La misma investigación aportó evidencia de que 22.6 por ciento de los entrevistados experimentan un trastorno específico del sueño, llamado Trastorno de la conducta del sueño en fase MOR (movimientos oculares rápidos).

Los datos forman parte de la investigación titulada Tronco cerebral cuádruple aberrante hiperfosforilado Tau, beta-amiloide, alfa-sinucleína y TDP-43, estrés y trastornos del comportamiento del sueño, publicada en la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health. Su autora principal es la Doctora Lilian Calderón Garcidueñas, investigadora de la UVM y la Universidad de Montana, Estados Unidos. 

El trabajo es importante porque cruza hallazgos de dos padecimientos: el Trastorno de Estrés Postraumático y el trastorno MOR de la conducta del sueño. La atención se enfocó en el vínculo entre ambos porque hay evidencia en la literatura de un aumento significativo en el riesgo de neurodegeneración en pacientes con Trastorno de Estrés Postraumático y trastornos del sueño MOR.

La doctora Calderón Garcidueñas explicó que ambos trastornos se exploraron mediante la aplicación de instrumentos bien conocidos, como son el Impacto de la escala de eventos revisada (IES-R por sus siglas en inglés) y el RBD Single-Question, que usa una pregunta específica para obtener un diagnóstico probable de un trastorno de conducta durante el sueño desincronizado en el que el individuo representa físicamente sueños vívidos, muchas veces desagradables, con sonidos vocales y movimientos de brazos y piernas repentinos y a menudo violentos. 

Para realizar el estudio, que contó con la colaboración del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, se aplicó una encuesta en línea a 4 mil 502 adultos urbanos de edades entre 18 y 45 años, en donde se midieron los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático usando la Escala de Impacto de Eventos y la respuesta de Sí o No a la pregunta del Trastorno de Conducta del Sueño de movimientos oculares rápidos. 

La investigadora agregó que un antecedente importante de esta investigación es la evidencia documentada en la última década de las patologías neurodegenerativas y cardiovasculares que afectan a los habitantes de la Ciudad de México desde la infancia, como resultado de la exposición de nanopartículas magnéticas ricas en metales producto de la combustión de gasolinas y diesel y las procedentes de los desechos electrónicos, ubicuas, aerotransportadas e inhaladas y deglutidas por todos los residentes de la CDMX y que se transportan al cerebro y al corazón de la población.
El artículo de Calderón Garcidueñas describe que las concentraciones de nanopartículas adquieren gran importancia cuando se considera el papel del tronco encefálico y el cerebelo en las emociones, el comportamiento afectivo, el sistema autonómico, los ciclos de sueño y vigilia, postura, marcha e inervaciones colinérgicas, de las cuales dependen funciones extraordinariamente importantes incluidos ciclos del sueño adecuados.

La gravedad del estrés moderado a grave está afectando más del 50 por ciento de la población, pero especialmente a las mujeres. Este dato es muy relevante y tiene profundas implicaciones sociales, porque se sabe que la violencia familiar y los casos de feminicidio en México se han incrementado significativamente y que las mujeres están a merced del abusador y no existe apoyo ni protección.

SALUD. La unión de Trastorno de Estrés Postraumático y el Trastorno de Conducta del Sueño de movimientos oculares rápidos ha sido mencionada en la literatura médica como factor de riesgo para demencia y como síntomas asociados a enfermedades como Alzheimer y Parkinson. Por eso, la presencia de ambas en personas jóvenes con alta exposición a contaminantes podría fortalecer la posibilidad de una conexión con proteínas cerebrales mal plegadas en poblaciones urbanas jóvenes. Estas personas deben ser identificadas, diagnosticadas y tratadas, por tener riesgo de morbilidad psiquiátrica.

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